El novillero valenciano Pascual Javier, lesionado ayer en Sevilla, tiene dos costillas rotas y un pequeño derrame en la pleura, según las últimas pruebas médicas a las que ha sido sometido esta mañana en el hospital USP Sagrado Corazón de la capital hispalense.
"Ayer lo pasé muy mal por momentos", recuerda el joven torero, que prosigue: "Con mi primero estuve a un nivel muy alto. La novillada estaba saliendo complicada, el segundo cogió por dos veces a Gómez del Pilar y tuve que rematarlo yo. Cuadrándolo me echó mano y una vez le metí la espada noté que llevaba algo atrás que no era normal. Yo no suelo acusar en exceso las volteretas, suelo reponerme con cierta facilidad, pero notaba que al respirar algo me crujía y me clavaba por dentro. En esos momentos -continúa- pensé que mi obligación era hacer el esfuerzo y aguantar el dolor como fuera, y así lo hice, pero ya en el quite ante el siguiente novillo me vi en desventaja con él y, después, en banderillas, vi que no tenía fuerza. Sé que si aguanto un minuto más en la plaza me habría desmayado porque llegué blanco a la enfermería".
Pascual Javier afirma: "Quería quedarme, pero no podía, era como si alguien estuviera aplastándome la caja torácica. Luego, en el hospital, se ha detectado todo: dos costillas rotas -la novena y décima del lado izquierdo- y, esta mañana, al seguir con fuertes dolores, me han hecho una ecografía y han detectado que tengo un pequeño derrame en la pleura", y concluye expresando: "Lo que más me dolió fue no poder matar el novillo y dejar solo a mi compañero Tulio Salguero. Siento impotencia pero era como si se me fuera la vida, sentí que me ahogaba. Hice todo lo que estaba en mi mano, pero no pude continuar. Las pruebas médicas han demostrado que no me metí para dentro porque sí, sino porque tenía un porrazo muy gordo".
El valenciano, que ha pasado la noche con una mascarilla para respirar con menos esfuerzo, será dado de alta mañana probablemente y quiere prepararse cuanto antes de cara a su próximo compromiso en las novilladas de verano en Madrid.
"Ayer lo pasé muy mal por momentos", recuerda el joven torero, que prosigue: "Con mi primero estuve a un nivel muy alto. La novillada estaba saliendo complicada, el segundo cogió por dos veces a Gómez del Pilar y tuve que rematarlo yo. Cuadrándolo me echó mano y una vez le metí la espada noté que llevaba algo atrás que no era normal. Yo no suelo acusar en exceso las volteretas, suelo reponerme con cierta facilidad, pero notaba que al respirar algo me crujía y me clavaba por dentro. En esos momentos -continúa- pensé que mi obligación era hacer el esfuerzo y aguantar el dolor como fuera, y así lo hice, pero ya en el quite ante el siguiente novillo me vi en desventaja con él y, después, en banderillas, vi que no tenía fuerza. Sé que si aguanto un minuto más en la plaza me habría desmayado porque llegué blanco a la enfermería".
Pascual Javier afirma: "Quería quedarme, pero no podía, era como si alguien estuviera aplastándome la caja torácica. Luego, en el hospital, se ha detectado todo: dos costillas rotas -la novena y décima del lado izquierdo- y, esta mañana, al seguir con fuertes dolores, me han hecho una ecografía y han detectado que tengo un pequeño derrame en la pleura", y concluye expresando: "Lo que más me dolió fue no poder matar el novillo y dejar solo a mi compañero Tulio Salguero. Siento impotencia pero era como si se me fuera la vida, sentí que me ahogaba. Hice todo lo que estaba en mi mano, pero no pude continuar. Las pruebas médicas han demostrado que no me metí para dentro porque sí, sino porque tenía un porrazo muy gordo".
El valenciano, que ha pasado la noche con una mascarilla para respirar con menos esfuerzo, será dado de alta mañana probablemente y quiere prepararse cuanto antes de cara a su próximo compromiso en las novilladas de verano en Madrid.
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