domingo, 12 de agosto de 2012

El toro embolado.

El toro embolado es un festejo tradicional del este de España, en el que se colocan a un toro en sus astas dos bolas de fuego. No se conocen realmente sus orígenes, pero junto a otros festejos taurinos en los que no se le da muerte al animal pueden tener su origen en la civilización minoica u otras tradiciones prerromanas.


El recinto donde se realizan estos actos suelen ser las propias calles de la población donde se celebra. Se acotan las salidas mediante barreras, siendo éstas de forma piramidal para evitar que el toro consiga derribarlas. Ello a su vez sirve para dar un refugio a los participantes del festejo.
Se coloca un pilón,2 preferente en una zona amplia como en una plaza; luego se pasa por el centro una soga la cual va ligada a las astas del toro, que se encuentra dentro del corral o encima de un camión que lo transporta.
Defensa en la que los participantes del encierro pueden trepar para protegerse del toro.
Una vez se da salida al astado un grupo de hombres tira de la cuerda para atraer el toro al pilón; esta operación es bastante delicada puesto que hay que evitar que se enrolle o lastime el animal.
Una vez se consigue tener al toro junto al pilón, se coloca una pinza que agarra la soga y que impide que el toro pueda retroceder, cortándose el resto de la soga, quedando el toro sujeto.
Una vez el toro está fijo en el pilón, comienza el trabajo de insertarle los herrajes con las bolas o el embolado.3 Ello no siempre es así, a veces los toros ya vienen con el montaje a punto y sólo es necesario prender las bolas.
Los herrajes deben adaptarse perfectamente al pitón del toro, llevan dos abrazaderas que sujetan firmemente los mismos. Las bolas de encima del herraje se tienen que distanciar de la faz del animal para no causarle daño. Las mismas suelen estar compuestas por estopa de cáñamo impregnada de materiales inflamables.
Cuando los herrajes están colocados, se prende fuego a las bolas para inmediatamente después cortar con un cuchillo la cuerda y dejar libre al toro.
En este momento se queda sólo el individuo que cortará la cuerda, y un compañero de confianza que le sujetará al toro por el rabo para intentar frenar la salida del toro, ya que el cortador se encuentra en franca desventaja frente al astado.
Muchos defensores de los derechos de los animales consideran que este tipo de festejo supone una crueldad gratuita contra el toro, ya que aunque el animal no se quema, sí que sufre de estrés al tener el fuego cerca de los ojos sin poder huir de él, deslumbrándolo, y por lo tanto abogan por la prohibición de este tipo de festejos populares.